Se me hace raro escribir más de dos lineas, ya no es una de mis costumbres escribir lo que pienso, siento y respiro. Que cuando la musa te abandona, la letra empeora, y la guarra de mi musa me abandonó porque, supongo, que mi arte no le parecía suficiente bueno.
No sé por qué un desconocido y su canción oculta en algún callejón de Barcelona me hacen recordar cómo sentirme libre, cómo volver a mi yo real. Porque mentirle a mi libreta y hacer que mi boli escriba mentiras, me parece demasiado horrible como para hacerlo real.
A veces me pregunto cuándo me recogerán del suelo y cuándo podré volver a ese lugar que conocí hace años; y es que es jodido hacer ver que no echas de menos el cielo una vez estás en el infierno. Supongo que el riesgo de vivir es morir, y el riesgo de levantarse es volverse a hundir.
Es hora de dejar escapar a la canción, dejar en paz a su autor y, esta vez, ser yo lo que se pierde por Barcelona.